- A continuación queremos introducir al lector a un nuevo tema de la psicología social. El resumen que se entrega a continuación es sobre el texto: Marcos teóricos de la Psicología Social, del autor José Luis Alvaro; donde luego se realizará una crítica con respecto a éste.
Marcos teóricos en Psicología Social
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La teoría del interaccionismo simbólico:
El
enfoque interaccionista puede ser considerado como el principal representante
del pensamiento sociológico en psicología social. Es definida con ideas
básicas, tales como que la influencia que los estímulos tienen sobre la
conducta humana es mediatizada por el contexto de significados simbólicos en
los que aquélla tiene lugar. Estos significados emergen de la interacción
compartida de los individuos en la sociedad humana. La sociedad misma es
construida mediante la conducta de las personas que juegan un rol activo en el
desarrollo de los límites sociales que imponen la conducta.
George
Herbert Mead, es quien elabora el conjunto de conceptos teóricos que forman al
interaccionismo simbólico, es así como introduce el análisis de la conciencia
como esencial en todo estudio de la conducta; este hecho es el que diferenciará
totalmente su teoría de la propuesta por el conductismo radical de Watson.
El
segundo concepto importante es el del gesto, ya que surge en el curso de la
comunicación y experiencia social de las personas.
Según
Mead, el lenguaje simbólico es el que hace posible la aparición de formas
superiores de organización social que hacen surgir una conciencia reflexiva. La
formación del sí mismo se da como un proceso social y evolutivo,
identificándose al comienzo con los roles de otros significativos tales como el
de la madre. Luego de esto, aparecen dos nuevos conceptos: “yo” y “mi”, donde
el “yo” reacciona a la persona que surge gracias a la adopción de las actitudes
de los otros. Mediante la adopción de dichas actitudes, hemos introducido el
“mi” y reaccionaremos a él como un “yo”.
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Otras teorías o enfoques en psicología
social. Afinidades con el interaccionismo simbólico:
A finales de la década de los 70´s y hasta finales de esta
época, surgen un numeroso conjunto de críticas al paradigma dominante en el
área. Dichas críticas desembocarán en la llamada crisis en psicología social.
Se argumentaba que el paradigma dominante había sido el de una psicología
social psicológica y que esta debía tener un mayor carácter social. Como consecuencia de estas críticas, las tradiciones
de pensamiento sociológico en psicología social, como el interaccionismo
simbólico, empiezan a aparecer reflejadas en mayor número en los manuales de
disciplina. Este interés renovado llevaría también a una mayor atención, tanto
a teorías afines como la etnometodología o el enfoque dramatúrgico, como a
nuevo marcos teóricos como el de la etogenia.
Dichos enfoques, pese a sus diferencias, tienen
características en común, como la concepción de la acción humana en términos de
su intencionalidad, autonomía y reflexividad. Todas estas características, en
tanto en cuanto definitorias de la conducta humana, comparten una visión
subjetivista de la misma.
Todas las teorías hasta aquí analizadas comparten una visión
opuesta al estructuralismo. Las personas no son receptores pasivos que acomodan
sus necesidades a las demandas del medio, sino ante todo, actores activos que
reconstruyen simbólicamente el mismo. En el enfoque dramatúrgico se pueden
encontrar estos mismos enfoques, en donde la organización social es considerada
como una consecuencia de la interacción social de los individuos preocupados no
por el cambio, sino por el manejo de impresiones y la forma en que su conducta
es percibida por los otros.
El enfoque etogénico no niega una explicación estructural de
la acción, la crítica principal que comparten hasta aquí los enfoques con el
interaccionismo simbólico es la de su escasa atención a la estructura social.
Su relevancia como marcos de comprensión teórica consiste, fundamentalmente, en
el carácter simbólico atribuido a la conducta humana. El comportamiento
está de las personas está sujeto al
sistema de significados que éstas realizan sobre sí mismas y sobre los otros en
el curso de la interacción.
El interaccionismo simbólico, asi como los diversos enfoques
y escuelas de pensamiento ya nombradas, constituyen en definitiva, unos marcos
útiles de interpretación del comportamiento social, aunque hay dos aspectos que
deberían incorporarse a su esquema teórico, por un lado, la conducta humana no
puede ser reducida a sus aspectos simbólicos, y por otro lado, el
interaccionismo simbólico, junto con las teorías aquí señaladas, debe prestar
más atención a los aspectos estructurales y no sólo microsociales de dicha
conducta
El paradigma conductista en Psicología Social:
Conductismo social:
La influencia del modelo conductista en psicología social es
perceptible en diversas teorías como las del intercambio, las teorías del
aprendizaje social y los estudios sobre persuasión y cambio de actitudes de la
escuela de Yale. Estas teorías, en pugna con modelos de explicación
cognitivista, irán, paulatinamente, perdiendo su importancia ante el predominio
durante los años sesenta de la teoría de la disonancia cognitiva y de los
diversos enfoques de la teoría de la atribución y de la cognición social
durante los setenta y ochenta.
A continuación se revisaran algunos contenidos de dos marcos
teóricos, como son la teoría del intercambio y la teoría del aprendizaje
social.
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Conducta e intercambio social:
La investigación sobre el intercambio social ha atraído la
atención de la sociología y la antropología social, en psicología social
destacan las aportaciones de Thibaut y Kelley, Homans y Blau, quienes a su vez,
han tenido gran influencia en otros enfoques de intercambio como son la teoría
de la equidad y la teoría de la elección racional.
Al igual que la teoría de Thibaut y Kelley, la teoría de
Homans explica la conducta humana en términos de intercambio, El modelo de este
autor, parte del supuesto de que el comportamiento social se rige por las
mismas reglas que el comportamiento individual. De igual forma, para inferir
leyes sobre el comportamiento social sólo hay que observar detenidamente
aquellos principios que determinan el comportamiento individual. Para Homans,
estos principios fundamentales, tomados en gran medida de la psicología de
Skinner, son cinco:
1)
Cuanto más sea recompensada la actividad de una
personal, tanto más probable es que ésta lleve a cabo esa actividad.
2)
Si la actividad de una persona se ha visto
recompensada en el pasado, mayor es la probabilidad de que la persona realice
esa actividad u otra semejante.
3)
Cuanto más valiosa sea la recompensa de una
actividad para una persona, tanto más probable es que éste realice esa
actividad.
4)
Cuanto más haya recibido una persona una
recompensa determinada en un pasado inmediato, tanto menos valiosa le resultará
dicha recompensa.
5)
Si una persona no recibe por su actividad la
recompensa que esperaba o recibe un castigo que no esperaba, mostrará una
actitud agresiva que le servirá de recompensa.
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De las teorías del aprendizaje social al
conductismo sociocognitivo:
De las teorías del aprendizaje de Hull y en el psicoanálisis
surgen los procesos de imitación y refuerzo. Un nuevo enfoque de esta teoría la
dá Bandura y Bandura y Walters. En esta se cuestiona la importancia que los
primeros teóricos del aprendizaje social asignaban al papel del refuerzo en el
aprendizaje por imitación. Bandura, destaca que en numerosas ocasiones el
aprendizaje no se da como consecuencia del refuerzo, sino más bien de una forma
vicaria; es decir, por observación de otras personas, anticipando la
consecuencia de la propia conducta.
Esta teoría es también una crítica al modelo de E-R, en el
que se propone una nocion de comportamiento humano mecanicista. La teoría
desarrollada por Bandura supone un cambio de perspectiva con respecto a dicho
modelo, en donde el aprendizaje y la conducta son considerados como el
resultado de situaciones de refuerzos provenientes del medio. En este modelo,
es el medio el que influye sobre el individuo, reaccionando éste de forma
pasiva ante las presiones del mismo. Por el contrario la teoría propuesta por
Bandura, concibe la conducta como el resultado de la interacción de factores
ambientales, personales y comportamentales. En esta, no solo se tienen en
cuenta los factores personales como mecanismos de explicación que se situarían
entre el estímulo y la respuesta, sino que se señala el papel que juega la
cognición en la conducta.
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El cognitivismo en psicología social:
La
explicación de fenómenos grupales o colectivos en términos individuales ha
encontrado una enorme resonancia ulterior, siendo predominante en la psicología
social contemporánea.
El
predominio del paradigma cognitivista pone énfasis en la consideración de que
las personas no son meros objetos sometidos a la influencia del medio sino que
es en el procesamiento de la información de dicho medio donde radica una
explicación correcta del comportamiento.
Al
paradigma cognitivista en psicología puede criticársele el que haya sustituido
un individualismo de carácter reactivo por, en el mejor de los casos, un
individualismo ilustrado.
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Teorías de la consistencia. La disonancia cognoscitiva de Festinger:
Esta
teoría, esta basado en la idea de la persona como un organizador cognitivo,
racional y consistente del medio. Su enfoque cognitivo-motivacional del cambio
de actitudes supone un giro importante en el predominio de las explicaciones de
los teóricos del refuerzo. La proposición motivacional básica de esta teoría es
la de que todo organismo tiende a una situación de equilibrio, el foco de
atención se encuentra en los mecanismos individuales de reducción de la tensión
psicológica que provoca toda disonancia.
La
disonancia ni puede explicarse exclusivamente en términos psicológicos ni puede
ser entendida si no es formando parte de un contexto normativo y valorativo,
estos contextos normativos son construcciones sociales antes que individuales.
La teoría de la disonancia es incapaz de explicar por qué o en qué
circunstancias surge la disonancia.
Una de
las críticas realizadas a esta teoría se refiere a la vaguedad conceptual con
la que está formulada y a la falta de validez metodológica de los experimentos.
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Las teorías de la atribución:
Las
atribuciones en términos de causas personales e impersonales son un factor
determinante de nuestra comprensión y reacción ante el medio. Su idea central
es establecer las causas de los sucesos sociales como un elemento esencial de
sus relaciones interpersonales.
Su
objetivo es explicar los procesos mediante el cual la persona construye sus
interferencias causales acerca del medio y cómo dichas interferencias
constituyen mecanismos cognitivos centrales para la comprensión del
comportamiento. Cuando el perceptor interfiere que el actor conoce las
consecuencias de su acción y tiene la capacidad para llevarla a cabo, el origen
de dicha acción será atribuido a una disposición del actor.
La
entidad a la cual va dirigida su acción o a las circunstancias, dependerá de
tres factores: distintividad, que hace referencia a si la persona se comporta
de igual forma o de manera distinta en otras situaciones, consensualidad, que
hace referencia a si la persona se comporta igual que otras personas ante la
misma situación o de forma diferente, y consistencia, que hace referencia a si
la persona se comporta igual o de forma diferente en distintos momentos del
tiempo ante la misma situación.
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La noción de esquema:
La idea
que subyace a este enfoque es la metáfora del ordenador: de forma similar a
aquél, los individuos son concebidos como procesadores de datos. Se trata en
última instancia de conocer las leyes que regulan el procesamiento,
almacenamiento y utilización de la información.
Un concepto
clave en este enfoque es el de esquema, referido a una estructura cognitiva que
representa el conocimiento organizado. Mantiene que la información es
almacenada de una forma abstracta. El concepto original de las personas nos
permite decidir qué información es relevante para un determinado tema o
esquema.
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Aspectos individuales y sociales de la cognición social:
El
reduccionismo psicológico señala que la percepción social y la cognición social
crean una realidad social, afectando tanto al perceptor como a los objetos
percibidos.
Los
estudios sobre cognición suponen procesos que no pueden ser reducidos a la sola
investigación del procesamiento de la información, lo cierto es que el carácter
social de la cognición como proceso y producto de la interacción simbólica no
ha sido suficientemente reconocido.
En el
interaccionismo simbólico podría darse un mayor desarrollo de la psicología
social cognitiva, pues si bien el interaccionismo simbólico nos pree de un
marco teórico donde interpretar la conducta humana en su especificidad, no
dispone de un cuerpo de herramientas tanto heurísticas como teoréticas de
alcance medio donde el poder explicar el entramado complejo de producción del
conocimiento que todo proceso de interacción simbólica implica.
Algunos
elementos comunes entre cognitivismo y el interaccionismo simbólico son como en
su explicación no determinista del comportamiento y su énfasis en el carácter
activo de la persona en la construcción simbólica de su entorno. El
interaccionismo simbólico nos da cuenta de una teoría en la que la interacción
comunicativa juega un papel determinante en la construcción social del yo.
En
conclusión, todo proceso cognitivo no puede ser estudiado más que en relación a
los procesos comunicativos. En resumen, la aportación fundamental del
interaccionismo simbólico al campo de la cognición social es la de considerar
la génesis de los procesos mentales como el producto de la interacción
simbólica, y no como procesos internos individuales.
Una de
las críticas más importantes y a modo de resumen de las muchas existentes, está
la de señalar los riesgos de un cognitivismo extremo según el cual no hay otra
realidad que la realidad percibida.
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Crítica
Luego de leer el texto de Álvaro podemos ir
desmenuzando poco a poco el verdadero sentido de la Psicología social, el cual
ha sido motivo de múltiples teorías y debates. Sin embargo esta vez como grupo no nos dedicaremos a
sentirnos identificadas con algún autor ni teoría, sino más bien a expresar
nuestra propia opinión sobre cuál debería ser la visión de Psicología social en
la actualidad.
En un inicio las principales ideas sobre el origen de
la psicología social se basaban en un paradigma dominante, al cual le faltaba
sustento en sus teorías y relevancia en sus estudios, además de la utilización
de experimentos de laboratorio para lograr sus fines, los cuales le otorgaban a
lo social un aire estructurado y poco
solvente. No obstante posterior a la década de los sesenta, la psicología
social se nutrió de nuevas teorías e ideas y fue cambiando su cara de
laboratorio por una que ensalzara lo que realmente importaba: la relación objeto-sujeto. En nuestra
opinión este es un punto fundamental ya que ¿cómo vamos a comprender lo que
realmente ocurre en la sociedad si no nos dedicamos a estudiarla en su
plenitud? La Psicología social no debe basarse solo en hechos estudiados en un
laboratorio, sino en acontecimientos que ocurren en el día a día y en las
relaciones de las personas, es decir
como sociedad necesitamos hacer una
psicología social más social, es decir debemos formar una psicología que se
base en las interacciones sociales, que se involucre en todo sentido con la
sociedad, en los problemas actuales y en todo lo que esto conlleva, para ello
debemos hacer un cambio de mentalidad quitándonos las idea retrógrada de que
para que un estudio o ciencia sea valido debe ser exacto y estructurado, y
entendiendo que para que realmente encontremos el verdadero sentido de la
psicología social debimos salir de nuestras cuatros paredes y caminar hacia la
calle.