jueves, 18 de abril de 2013

Marcos teóricos en Psicología Social ~


 
 - A continuación queremos introducir al lector a un nuevo tema de la psicología social. El resumen que se entrega a continuación es sobre el texto: Marcos teóricos de la Psicología Social, del autor José Luis Alvaro; donde luego se realizará una crítica con respecto a éste.

Marcos teóricos en Psicología Social

 
·         La teoría del interaccionismo simbólico:

El enfoque interaccionista puede ser considerado como el principal representante del pensamiento sociológico en psicología social. Es definida con ideas básicas, tales como que la influencia que los estímulos tienen sobre la conducta humana es mediatizada por el contexto de significados simbólicos en los que aquélla tiene lugar. Estos significados emergen de la interacción compartida de los individuos en la sociedad humana. La sociedad misma es construida mediante la conducta de las personas que juegan un rol activo en el desarrollo de los límites sociales que imponen la conducta.

George Herbert Mead, es quien elabora el conjunto de conceptos teóricos que forman al interaccionismo simbólico, es así como introduce el análisis de la conciencia como esencial en todo estudio de la conducta; este hecho es el que diferenciará totalmente su teoría de la propuesta por el conductismo radical de Watson.

El segundo concepto importante es el del gesto, ya que surge en el curso de la comunicación y experiencia social de las personas.

Según Mead, el lenguaje simbólico es el que hace posible la aparición de formas superiores de organización social que hacen surgir una conciencia reflexiva. La formación del sí mismo se da como un proceso social y evolutivo, identificándose al comienzo con los roles de otros significativos tales como el de la madre. Luego de esto, aparecen dos nuevos conceptos: “yo” y “mi”, donde el “yo” reacciona a la persona que surge gracias a la adopción de las actitudes de los otros. Mediante la adopción de dichas actitudes, hemos introducido el “mi” y reaccionaremos a él como un “yo”.

·         Otras teorías o enfoques en psicología social. Afinidades con el interaccionismo simbólico:

A finales de la década de los 70´s y hasta finales de esta época, surgen un numeroso conjunto de críticas al paradigma dominante en el área. Dichas críticas desembocarán en la llamada crisis en psicología social. Se argumentaba que el paradigma dominante había sido el de una psicología social psicológica y que esta debía tener un mayor carácter social.  Como consecuencia de estas críticas, las tradiciones de pensamiento sociológico en psicología social, como el interaccionismo simbólico, empiezan a aparecer reflejadas en mayor número en los manuales de disciplina. Este interés renovado llevaría también a una mayor atención, tanto a teorías afines como la etnometodología o el enfoque dramatúrgico, como a nuevo marcos teóricos como el de la etogenia.

Dichos enfoques, pese a sus diferencias, tienen características en común, como la concepción de la acción humana en términos de su intencionalidad, autonomía y reflexividad. Todas estas características, en tanto en cuanto definitorias de la conducta humana, comparten una visión subjetivista de la misma.

Todas las teorías hasta aquí analizadas comparten una visión opuesta al estructuralismo. Las personas no son receptores pasivos que acomodan sus necesidades a las demandas del medio, sino ante todo, actores activos que reconstruyen simbólicamente el mismo. En el enfoque dramatúrgico se pueden encontrar estos mismos enfoques, en donde la organización social es considerada como una consecuencia de la interacción social de los individuos preocupados no por el cambio, sino por el manejo de impresiones y la forma en que su conducta es percibida por los otros.

El enfoque etogénico no niega una explicación estructural de la acción, la crítica principal que comparten hasta aquí los enfoques con el interaccionismo simbólico es la de su escasa atención a la estructura social. Su relevancia como marcos de comprensión teórica consiste, fundamentalmente, en el carácter simbólico atribuido a la conducta humana. El comportamiento está  de las personas está sujeto al sistema de significados que éstas realizan sobre sí mismas y sobre los otros en el curso de la interacción.

El interaccionismo simbólico, asi como los diversos enfoques y escuelas de pensamiento ya nombradas, constituyen en definitiva, unos marcos útiles de interpretación del comportamiento social, aunque hay dos aspectos que deberían incorporarse a su esquema teórico, por un lado, la conducta humana no puede ser reducida a sus aspectos simbólicos, y por otro lado, el interaccionismo simbólico, junto con las teorías aquí señaladas, debe prestar más atención a los aspectos estructurales y no sólo microsociales de dicha conducta

El paradigma conductista en Psicología Social: Conductismo social:

La influencia del modelo conductista en psicología social es perceptible en diversas teorías como las del intercambio, las teorías del aprendizaje social y los estudios sobre persuasión y cambio de actitudes de la escuela de Yale. Estas teorías, en pugna con modelos de explicación cognitivista, irán, paulatinamente, perdiendo su importancia ante el predominio durante los años sesenta de la teoría de la disonancia cognitiva y de los diversos enfoques de la teoría de la atribución y de la cognición social durante los setenta y ochenta.

A continuación se revisaran algunos contenidos de dos marcos teóricos, como son la teoría del intercambio y la teoría del aprendizaje social.

·         Conducta e intercambio social:

La investigación sobre el intercambio social ha atraído la atención de la sociología y la antropología social, en psicología social destacan las aportaciones de Thibaut y Kelley, Homans y Blau, quienes a su vez, han tenido gran influencia en otros enfoques de intercambio como son la teoría de la equidad y la teoría de la elección racional.

Al igual que la teoría de Thibaut y Kelley, la teoría de Homans explica la conducta humana en términos de intercambio, El modelo de este autor, parte del supuesto de que el comportamiento social se rige por las mismas reglas que el comportamiento individual. De igual forma, para inferir leyes sobre el comportamiento social sólo hay que observar detenidamente aquellos principios que determinan el comportamiento individual. Para Homans, estos principios fundamentales, tomados en gran medida de la psicología de Skinner, son cinco:

1)      Cuanto más sea recompensada la actividad de una personal, tanto más probable es que ésta lleve a cabo esa actividad.

2)      Si la actividad de una persona se ha visto recompensada en el pasado, mayor es la probabilidad de que la persona realice esa actividad u otra semejante.

3)      Cuanto más valiosa sea la recompensa de una actividad para una persona, tanto más probable es que éste realice esa actividad.

4)      Cuanto más haya recibido una persona una recompensa determinada en un pasado inmediato, tanto menos valiosa le resultará dicha recompensa.

5)      Si una persona no recibe por su actividad la recompensa que esperaba o recibe un castigo que no esperaba, mostrará una actitud agresiva que le servirá de recompensa.

 

·         De las teorías del aprendizaje social al conductismo sociocognitivo:

De las teorías del aprendizaje de Hull y en el psicoanálisis surgen los procesos de imitación y refuerzo. Un nuevo enfoque de esta teoría la dá Bandura y Bandura y Walters. En esta se cuestiona la importancia que los primeros teóricos del aprendizaje social asignaban al papel del refuerzo en el aprendizaje por imitación. Bandura, destaca que en numerosas ocasiones el aprendizaje no se da como consecuencia del refuerzo, sino más bien de una forma vicaria; es decir, por observación de otras personas, anticipando la consecuencia de la propia conducta.

Esta teoría es también una crítica al modelo de E-R, en el que se propone una nocion de comportamiento humano mecanicista. La teoría desarrollada por Bandura supone un cambio de perspectiva con respecto a dicho modelo, en donde el aprendizaje y la conducta son considerados como el resultado de situaciones de refuerzos provenientes del medio. En este modelo, es el medio el que influye sobre el individuo, reaccionando éste de forma pasiva ante las presiones del mismo. Por el contrario la teoría propuesta por Bandura, concibe la conducta como el resultado de la interacción de factores ambientales, personales y comportamentales. En esta, no solo se tienen en cuenta los factores personales como mecanismos de explicación que se situarían entre el estímulo y la respuesta, sino que se señala el papel que juega la cognición en la conducta.

·         El cognitivismo en psicología social:

La explicación de fenómenos grupales o colectivos en términos individuales ha encontrado una enorme resonancia ulterior, siendo predominante en la psicología social contemporánea.

El predominio del paradigma cognitivista pone énfasis en la consideración de que las personas no son meros objetos sometidos a la influencia del medio sino que es en el procesamiento de la información de dicho medio donde radica una explicación correcta del comportamiento.

Al paradigma cognitivista en psicología puede criticársele el que haya sustituido un individualismo de carácter reactivo por, en el mejor de los casos, un individualismo ilustrado.

 

 

·         Teorías de la consistencia. La disonancia cognoscitiva de Festinger:

Esta teoría, esta basado en la idea de la persona como un organizador cognitivo, racional y consistente del medio. Su enfoque cognitivo-motivacional del cambio de actitudes supone un giro importante en el predominio de las explicaciones de los teóricos del refuerzo. La proposición motivacional básica de esta teoría es la de que todo organismo tiende a una situación de equilibrio, el foco de atención se encuentra en los mecanismos individuales de reducción de la tensión psicológica que provoca toda disonancia.

La disonancia ni puede explicarse exclusivamente en términos psicológicos ni puede ser entendida si no es formando parte de un contexto normativo y valorativo, estos contextos normativos son construcciones sociales antes que individuales. La teoría de la disonancia es incapaz de explicar por qué o en qué circunstancias surge la disonancia.

Una de las críticas realizadas a esta teoría se refiere a la vaguedad conceptual con la que está formulada y a la falta de validez metodológica de los experimentos.

·         Las teorías de la atribución:

Las atribuciones en términos de causas personales e impersonales son un factor determinante de nuestra comprensión y reacción ante el medio. Su idea central es establecer las causas de los sucesos sociales como un elemento esencial de sus relaciones interpersonales.

Su objetivo es explicar los procesos mediante el cual la persona construye sus interferencias causales acerca del medio y cómo dichas interferencias constituyen mecanismos cognitivos centrales para la comprensión del comportamiento. Cuando el perceptor interfiere que el actor conoce las consecuencias de su acción y tiene la capacidad para llevarla a cabo, el origen de dicha acción será atribuido a una disposición del actor.

La entidad a la cual va dirigida su acción o a las circunstancias, dependerá de tres factores: distintividad, que hace referencia a si la persona se comporta de igual forma o de manera distinta en otras situaciones, consensualidad, que hace referencia a si la persona se comporta igual que otras personas ante la misma situación o de forma diferente, y consistencia, que hace referencia a si la persona se comporta igual o de forma diferente en distintos momentos del tiempo ante la misma situación. 

 

·         La noción de esquema:

La idea que subyace a este enfoque es la metáfora del ordenador: de forma similar a aquél, los individuos son concebidos como procesadores de datos. Se trata en última instancia de conocer las leyes que regulan el procesamiento, almacenamiento y utilización de la información.

Un concepto clave en este enfoque es el de esquema, referido a una estructura cognitiva que representa el conocimiento organizado. Mantiene que la información es almacenada de una forma abstracta. El concepto original de las personas nos permite decidir qué información es relevante para un determinado tema o esquema.

·         Aspectos individuales y sociales de la cognición social:

El reduccionismo psicológico señala que la percepción social y la cognición social crean una realidad social, afectando tanto al perceptor como a los objetos percibidos.

Los estudios sobre cognición suponen procesos que no pueden ser reducidos a la sola investigación del procesamiento de la información, lo cierto es que el carácter social de la cognición como proceso y producto de la interacción simbólica no ha sido suficientemente reconocido.

En el interaccionismo simbólico podría darse un mayor desarrollo de la psicología social cognitiva, pues si bien el interaccionismo simbólico nos pree de un marco teórico donde interpretar la conducta humana en su especificidad, no dispone de un cuerpo de herramientas tanto heurísticas como teoréticas de alcance medio donde el poder explicar el entramado complejo de producción del conocimiento que todo proceso de interacción simbólica implica.

Algunos elementos comunes entre cognitivismo y el interaccionismo simbólico son como en su explicación no determinista del comportamiento y su énfasis en el carácter activo de la persona en la construcción simbólica de su entorno. El interaccionismo simbólico nos da cuenta de una teoría en la que la interacción comunicativa juega un papel determinante en la construcción social del yo.

En conclusión, todo proceso cognitivo no puede ser estudiado más que en relación a los procesos comunicativos. En resumen, la aportación fundamental del interaccionismo simbólico al campo de la cognición social es la de considerar la génesis de los procesos mentales como el producto de la interacción simbólica, y no como procesos internos individuales.

Una de las críticas más importantes y a modo de resumen de las muchas existentes, está la de señalar los riesgos de un cognitivismo extremo según el cual no hay otra realidad que la realidad percibida.
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Crítica

Luego de leer el texto de Álvaro podemos ir desmenuzando poco a poco el verdadero sentido de la Psicología social, el cual ha sido motivo de múltiples teorías y debates. Sin embargo  esta vez como grupo no nos dedicaremos a sentirnos identificadas con algún autor ni teoría, sino más bien a expresar nuestra propia opinión sobre cuál debería ser la visión de Psicología social en la actualidad.
En un inicio las principales ideas sobre el origen de la psicología social se basaban en un paradigma dominante, al cual le faltaba sustento en sus teorías y relevancia en sus estudios, además de la utilización de experimentos de laboratorio para lograr sus fines, los cuales le otorgaban a lo social  un aire estructurado y poco solvente. No obstante posterior a la década de los sesenta, la psicología social se nutrió de nuevas teorías e ideas y fue cambiando su cara de laboratorio por una que ensalzara lo que realmente importaba: la relación objeto-sujeto. En nuestra opinión este es un punto fundamental ya que ¿cómo vamos a comprender lo que realmente ocurre en la sociedad si no nos dedicamos a estudiarla en su plenitud? La Psicología social no debe basarse solo en hechos estudiados en un laboratorio, sino en acontecimientos que ocurren en el día a día y en las relaciones de las personas,  es decir como sociedad necesitamos hacer una psicología social más social, es decir debemos formar una psicología que se base en las interacciones sociales, que se involucre en todo sentido con la sociedad, en los problemas actuales y en todo lo que esto conlleva, para ello debemos hacer un cambio de mentalidad quitándonos las idea retrógrada de que para que un estudio o ciencia sea valido debe ser exacto y estructurado, y entendiendo que para que realmente encontremos el verdadero sentido de la psicología social debimos salir de nuestras cuatros paredes y caminar hacia la calle.


 

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